Qué es, sus
aplicaciones, quién y cómo lo descubrió…
Seguramente que muchos
de vosotros hayáis escuchado alguna vez a alguien hablar sobre el número e.
Si no sabéis nada acerca de él, puede que os interese leer lo siguiente.
Empecemos por lo más
básico. El número
e fue
bautizado así en honor al matemático y físico
Leonhard Euler, quien calculó el valor del número con 23
decimales utilizando series infinitas, como
esta:
Su antepasado más
remoto - que usamos a diario - es el número 2. Este número es precedido por las
expresiones:
Por mucho que
avancemos en los términos de esta sucesión, éstos nunca van a alcanzar una
cifra mayor que 2,75 - aunque si lo hiciéramos,
alcanzaríamos un número de infinitas cifras
sin orden numérico alguno, el número e.
Y por fin, la cuestión más
interesante de todas: ¿Quién lo creó? Bien, esta pregunta
tiene algo de historia… Allá por el siglo XVI, España e Inglaterra
-dos de las grandes potencias marítimas del momento- ofrecían una gran cantidad
de dinero a la persona que descubriese un mecanismo que facilitase los cálculos
trigonométricos ligados a la navegación -claro está- y a la astronomía.
Este dilema fue resuelto por John Napier
-un reconocido matemático escocés- en el año 1594 gracias al descubrimiento de
los logaritmos naturales, cuya base era – y es- el número e.
Apariciones del
número e en la vida cotidiana:
Este
número tan especial puede ser divisado en muchos aspectos de la vida, tales como saltar a la
comba, una mañana fría después de una lluvia o, incluso, al asomarnos
por la ventana del coche y observar los postes eléctricos.
He
aquí 2 de sus muchas aplicaciones:
Pongámonos en la
situación de que cada año recibiéramos 100.000€ y
decidiéramos invertirlos en una
cuenta de ahorros al 10% de interés. Si este interés se nos
otorgara segundo a segundo, es decir de forma continua, se vería dictaminado
por el número e.
Otro ejemplo más sencillo de entender es el aplicado a la demografía.
Si
no hay causas externas que lo impidan, el crecimiento de una población se
produce de una manera continua. Es ahí cuando aparece el número e, desarrollando
así la siguiente fórmula:
{P0 =
población inicial; r = factor
de crecimiento;
t = unidades de tiempo}
Esta fórmula puede
ser aplicada, por ejemplo, al crecimiento de un cultivo de bacterias.
Si estas crecen a un ritmo de 1.000 bacterias
en una hora, su población asciende a 1221, es decir, su factor de crecimiento
es de aproximadamente 0,2. Si nada lo impide, en un día su población
ascenderá a más de 100.000 bacterias y, en una semana,
a casi un trillón.
A
pesar de que han pasado más de 400 años de su invención, este número sigue
teniendo un importante valor matemático y, por supuesto, sigue siendo usado en
miles de situaciones en nuestra vida - muchas de las cuales ni nos llegaríamos
a imaginar.
Gracias
por leer esta pequeña redacción, espero que te haya aclarado algunas dudas y el
funcionamiento del número e.
Realizado
por Juan José García de la Fuente, alumno de 4 ESO-A.
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